Con motivo de la pandemia se han visto afectados una serie de derechos por motivos de seguridad y velar por la vida de los ciudadanos. Como personas, sujetos de derechos, tenemos que priorizar y velar por el bien común por sobre los intereses particulares.
Lo que ha estado pasando por el tema de la libertad de culto para salvaguardar la vida de las personas ha sido un caso particularmente comentado (y en algunos casos se ha salido con declaraciones de vulneración de derechos), es razonable y esperable de nuestras autoridades de Iglesia, y representa el sentir de varios feligreses que sienten la necesidad de encontrarse sacramentalmente u en asamblea para dar culto a Dios. También es entendible y respetada dicha opinión.
Se ha argumentado a razón de la celebración del culto que se cumplen con todas las medidas sanitarias para dichas actividades, doy pie a la buena fe de que así se ha hecho y cumplido, pero también he sido testigo de ciertas "restricciones mentales" que pasan por alto los protocolos por tener a las personas contentas, creo que varios hemos visto que no siempre se cumple con las normas de distanciamiento e higiene que se piden.
En este caso se nos ha olvidado que el principal bien es la vida de los fieles y no el lugar de culto, que principalmente son personas adultas mayores las que van a los templos y que, en algunos casos, los pastores no van a la puerta de las casas de sus fieles a hacer una oración y un momento de encuentro para que así se eviten contagios. Hace un par de semanas por querer ayudar a un amigo que su padre había dejado este mundo, no tuvo la oportunidad de recibir un responso u oración de un representante de Jesús en la tierra, todo porque se ha de velar por su seguridad.
No es menor que, en algunos casos, omitiendo las restricciones en cuarentena, laicos y laicas van a la Iglesia, es encomiable dicha devoción, pero irresponsable por parte de ellos de no respetar las normativas en prevención de contagios.
Hoy, domingo, veo cómo varios grupos católicos hablan del derecho de que se pueda vivir abiertamente el culto, respetando las medidas sanitarias, que los sacerdotes esperan que se abran las puertas para recibirles, y que es un derecho humano. El primer derecho humano es el de la vida, y es el primero que debemos velar, luego viene la dignidad, el respeto por ser miembro de esta especie. En cristiano, los derechos están hechos para el hombre, no el hombre para los derechos, aquí estamos siendo poco responsables de dichos actos. Si se quiere participar en los templos que se haga de manera responsable y no se haga "vista gorda", que vean que se cumple con todo lo requerido, pues hay que recordar que en la Europa medieval la peste negra se fue propagando no sólo en las calles, sino que en los templos.
Volvamos a los templos, sí, pero con honestidad y transparencia responsable.
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