Después de un año de silencio, vuelvo a retomar las entradas en mi blog de educación. Ha sido un año bastante turbulento en materia de cambios y transformaciones, tanto del saber didáctico como del saber pedagógico, los cuales quiero ir compartiendo, y no perder el hábito de comunicarlos, a lo menos una vez por mes.
En este nuevo post, quiero compartir el trabajo que he hecho en las últimas semanas, y que me ha llevado a escribir estas líneas. Como sabrán soy profesor de religión, y en Chile, desde el año 2004 no hemos tenido ningún ajuste curricular; a la fecha, el resto de las asignaturas ha sufrido dos ajustes curriculares significativos, que los han llevado a establecer el desarrollo por competencias. Llega un momento, que como docente, te piden adecuarte a un esquema que no ha sido desarrollado en tu área. Cabe la pregunta ¿desde qué base construir si no hay un lineamiento claro de una planificación de clases? Y, también la pregunta ¿qué competencias son pertinentes para la clase de religión?
También se plantea con fuerza ¿qué clase de religión es la que se quiere entregar? Pero esta pregunta cabe para otro artículo que voy a trabajar posteriormente.
Buscando respuestas dentro del desarrollo de competencias me encuentro con que en Chile se está en un proceso de búsqueda de diseño de planificaciones en base a competencias, parecería algo sencillo, pero no lo es. A continuación voy a tomar referencia y definiciones a algunas partes del libro "Enseñar Competencias Sobre la Religión", de Rafael Artacho López.
Artacho López toma la siguiente definición de competencia: un "conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes necesario para el desarrollo de una ocupación o tarea para desempeñar una ocupación dada y la capacidad de movilizar y aplicar estos recursos en un entorno determinado, para producir un resultado definido." (YÁNIZ, C y VILLADRÓN, L. Planificar desde competencias para promover el aprendizaje", Cuaderos monográficos del ICE, n 12, Universidad de Deusto, Bilbao, 2006. p 23.)
A partir de esta definición, cabe la pregunta ¿dónde queda el contenido de la clase de religión? En un ambiente en que nos damos cuenta que el contenido es el puente para el desarrollo de habilidades y actitudes para la vida ¿cómo desarrollamos nuestra enseñanza religiosa en Chile? Tenemos un diagnóstico sobre los jóvenes a que va dirigida la clase muy enriquecido desarrollado en los planes y programas de EREC 2004, pero un desarrollo de modelos de planificación algo descontextualizado en las cuatro áreas de trabajo (Cristológico, Celebrativo, Testimonial y Servicial), junto con elementos que son transversales, tales como el contexto antropológico, el contexto socio cultural, el contexto histórico-crítico del mundo bíblico, el ámbito ético-social.
Junto con ello en clase de religión, en la mayoría de los formatos de planificaciones, te das cuenta que los verbos empleados para desarrollar una clase, van entre los "conoce, reconce, aprecia, comprende, valora". Viéndolos desde la taxonmía de Bloom-Anderson, estamos en los niveles más básicos y luego damos el salto a una producción más elevada.
En una planificación basada en competencias, y en especial pensando en la clase de religión, no nos podemos dar el lujo de dejar en el aire, la oportunidad de profundizar el camino de dar razón de la fe.
Junto con ello en clase de religión, en la mayoría de los formatos de planificaciones, te das cuenta que los verbos empleados para desarrollar una clase, van entre los "conoce, reconce, aprecia, comprende, valora". Viéndolos desde la taxonmía de Bloom-Anderson, estamos en los niveles más básicos y luego damos el salto a una producción más elevada.
Taxonomía de Bloom-Anderson |
Con todo y más no podemos caer en hacer catequesis o algo que "parece" clase de religión en las escuelas.
San Juan Pablo II decía:
"Es oportuno que la ensefianza de la Religion en la escuela publica persiga un objetivo comun: promover el encuentro con el contenido de la fe cristiana según las finalidades y los metodos propios de la escuela y, por ello, como hecho cultural"
Por ello un diseño de planificación basado en competencias de la clase de religión, no puede perder el enfoque que persigue: el recorrido de hombres y mujeres en el Dios de Jesucristo que se encuentra con nosotros y no da sentido y razón de vivir.(JUAN PABLO II, DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II A UN SIMPOSIO INTERNACIONAL SOBRE LA ENSEÑANZA DE LA RELIGIÓN CATÓLICA EN LA ESCUELA, Nº5)
Hoy más que nunca, como docentes de la clase de religión debemos saber articular, mediante el uso de la taxonomía de Bloom, el proceso de aprendizaje de nuestros alumnos, y llevarlos desde los niveles más básicos hacia la valoración del hecho que están viviendo.
Cabe una pequeña reflexión aquí:
si bien es cierto, todo lo que ha pasado con el cambio de paradigma en educación, que partimos varios hablando de contenidos y terminamos ahora hablando de competencias y habilidades, del qué enseñar al cómo enseñar, ha sido un nuevo ordenamiento de la educación. Las competencias en la clase de religión, nos deberían llevar a plantearn también el camino que muchos hombres y mujeres antes que nosotros desarrollaron. El llamado de San Pedro de "dar razón de nuestra esperanza" (1 P 3,15), ¿acaso no fue para muchos cristianos un proceso del conocer, pasando por memorizar, analizar, justificar, criticar, hasta llegar al crear? No podemos desaprovechar las oportunidades de diálogo pedagógico que se pueden dar al día de hoy.
Aquí les dejo un ejemplo de una plantilla de planificación con estos cambios que se vienen en los ajustes curriculares para la religión católica.
muchas gracias popr el material
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