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Neuroplástica y Educación Religiosa

¿Hasta qué edad nuestro cerebro tiene la capacidad de aprender? Las teorías de aprendizaje han dicho muchas cosas, pero hoy está claro que el cerebro nunca deja de aprender, y las capacidades que tenemos de modificar nuestros hábitos y nuevos aprendizajes son ilimitados. El punto es el discurso que empleamos para ver el trabajo desarrollado; a los niños les decimos "eres muy inteligente" haciendo referencia a que tiene las capacidades necesarias para desarrollar tal o cual acción, o "no tienes dedos para el piano" haciendo referencia a que no tiene las habilidades necesarias como para lograr alcanzar algo. Este tipo de discurso son los que acaban con los sueños e ilusiones de muchos, y hace que el resto se quede en sus zonas de confort, sin salir a enfrentar cosas nuevas porque aparece el miedo al fracaso.

La Neuroplástica es un área nueva del desarrollo del aprendizaje en las personas y que, tiene que ver con el trabajo que puede desarrollar nuestro cerebro de cambiar conductas para lograr cosas que no hemos podido alcanzar. Carol Dweck habla de mindset: que se basa en las ideas que las personas desarrollan, algunas de mentalidad fija que no posibilitan los cambios necesarios para alcanzar o desarrollar el éxito; y otros de mentalidad plástica que sí pueden cambiar su percepción para alcanzar los cambios necesarios para lograr el éxito.

Es un aporte asombroso, pero no reciente, en el pensamiento religioso tenemos un fenómeno similar: las conversiones frente a hechos fuertes que cambian profundamente conductas y hábitos. Personalmente he vivido dichos hechos con hechos que cambian profundamente una conducta: la muerte de un familiar, una oración profunda, el hecho de cambiar de lugar. En el ejercicio de la fe y del hecho religioso muchos hombres y mujeres emplean la conversión como el hecho de modificar conductas y paradigmas. Lo interesante es que hoy se abren las puertas para que en la educación religiosa, vista desde el sentido de compartir las experiencias de vida a partir de las convicciones de fe de los hombres y mujeres, sea un puente para no cerrarse a descubrir nuevas cosas de las que somos capaces.

Volviendo a lo que enseña Carol Dweck, y en especial las investigaciones que se han desarrollado en la Universidad de Standford, llama la atención el discurso que se debería aplicar para que los alumnos descubran sus capacidades de poder aprender sin límites, cuando alguien logra algo se le dice (es ejemplo): "veo que has hecho los pasos adecuados para alcanzar tu objetivo", y en el caso de no lograr algo propuesto: "sabemos que eres capaz, ahora hay que averiguar en qué paso nos equivocamos para llegar a lo que esperábamos". ¿No es algo similar en la enseñanza de la fe? Cuando hablamos del proceso de la educación de la fe.

Esto nos obliga a tener en cuenta que la educación religiosa no se basa en los contenidos y las habilidades, ellos son simplemente el puente, lo importante es el proceso de la fe, y éste es un constante aprendizaje y desaprendizaje de contenidos y habilidades. Ahí hay una diferencia enorme con respecto al resto de las asignaturas cuyo énfasis están en las habilidades y competencias.

Educar desde la fe hace que constantemente haya un proceso para que los niños y jóvenes tengan que descubrir, tanto en el ejemplo de los personajes bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento, en las enseñanzas de Jesús, y en la vida misma de la Iglesia cómo hombres y mujeres de muchos tiempos y lugares, tuvieron que aprender y desaprender para alcanzar el mensaje del evangelio.

La tarea nuestra es doble ¿cómo es que nosotros la vivimos en el día a día?, es decir, ¿cómo nos convertimos hacia Jesús y sus enseñanzas?; y de ¿de qué manera desarrollamos en nuestros jóvenes y niños la experiencia de que no todo está cerrado para descubrir a Dios? Este es sólo un nuevo comienzo, el resto está por desarrollarse.

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