Como nunca la inmediatez de encontrarse con los contenidos, facilitando los aprendizajes para nuestros alumnos ha hecho que caigamos (me incluyo) en no preparar un buen espacio de apertura de conocimiento. Ninguno es dueño y guardián de la verdad y de la forma de enseñanza, ni siquiera de aquellos conocimientos que nos transmitieron nuestros propios maestros ha ido cambiando, quizá el contenido como tal no, pero la forma de entregarlo y de adquirirlo dista mucho aquello que era "metodología probada y consagrada".
Muchos de nosotros buscamos nuevas metodologías para llegar a lograr un aprendizaje significativo en nuestros alumnos, pero se nos olvida cómo involucrar, dar un relato que cautive a la mayoría de nuestra audiencia. Siempre me acuerdo de un profesor de universidad que en sus metodologías para cautivar nuestra atención llegaba con algo que quebraba los esquemas, se disfrazaba, hacía un juego, o simplemente llegaba antes de lo esperado y nos tenía preparado algo en sala (debo reconocer que he plagiado varias veces esta metodología, especialmente en mi asignatura porque la fe es parte de la sorpresa y del asombro). Pero también es importante comprometer con el relato que elaboramos como docentes en una historia que desafía; que con monosílabos y gestos llega a los mismos oyentes, en que los gestos y el metalenguaje hace que se complete una serie de herramientas que lleve a un nuevo nivel a los oyentes.
Es simple llevar a los muchachos a estos mundos, lo complicado es que esto es un viaje constante, un proceso que va de menos a más, en algunos momentos se retrocede, y en otros nos olvidamos del mismo camino que llevamos hecho; es como el camino del héroe de todas las historias de fantasía que hemos visto y vivido en los relatos contemporáneos (desde los mitos sumerios, pasando por los griegos, llegando hasta hoy a Súperman y Harry Potter). El camino del héroe siempre necesita mentores, quienes han hecho este recorrido, pero quieren acompañar a estos mismos jóvenes para que crucen sus propios caminos. ¿Hace cuánto tiempo que algunos profesores dejaron de ser inspiración para sus alumnos y pasaron a ser unos simple repetidores de contenidos y metodologías? Si el relato que te llevó a ser docente no te cautiva ¿cómo quieres que el resto siga lo que estás relatando?
Algunas pistas, no es una receta efectiva, pero sí que nos ayuda a entender que los relatos son necesarios para inspirar clases:
- Escuchar a tus alumnos, tener en cuenta sus necesidades, lenguaje, héroes, historias y sus propios relatos.
- Recordar que ningún profesor es dueño de la verdad absoluta, que has hecho un camino recorriéndolo, no dibujando el mapa.
- Todos somos ignorantes, pero tus alumnos pueden saber cosas que tú no sepas y tú completas lo que ellos saben, o creen, saber.
- Eres inspiración para más de uno de tus alumnos, no improvise, pues ellos lo notan.
- Todo lo que lleves para hacer tu clase es simplemente apoyo. Si no tuvieras esos recursos ¿cómo harías tu clase?
- No tener miedo a equivocarse, pues siempre es bueno corregir para surgir.
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