Cuando se escucha la palabra abuso en el ambiente escolar lo estamos llevando a esferas y connotaciones judiciales que van desde el tema de convivencia entre pares, pasando por el trato con que se debe actuar frente a los estudiantes, hasta llegar a los temas de sexualidad desviada de los responsables de la enseñanza hacia los alumnos.
Entrando derechamente hacia el tema del trato entre los alumnos me llama mucho la atención la manera en cómo varios de ellos tienen mucha claridad cuándo son pasados a llevar en su dignidad y en sus derechos; saben cuándo pueden ser tratados como víctimas y lo que implica que sean considerados así. De esto hay que agradecer la manera en cómo ha sido tratado el tema de la convivencia escolar trasladando el aspecto pedagógico al ámbito judicial. También porque en este proceso que se ha desarrollado en cierto tipo de colegios que busca el éxito en los resultados que ha generado una especie de "vértigo" de concepto, en que mareados por tanto caso de abuso se ha abusado de la misma palabra, y las acusaciones de los pares, llegando a ver en el compañero no sólo alguien que comparte mi espacio, sino que compite conmigo por ese lugar. En el fondo el temor y la desconfianza de ciertos grupos que son reflejados en actitudes de niños que se comportan como adultos, y que se mezclan con el clima competencia liberal, hacen que se dé un cóctel algo peligroso en la convivencia entre pares.
En cierto sentido los docentes nos estamos enfrentando a ver cómo hay ciertos padres y apoderados de aquellos que son víctimas de sus compañeros, abusan de tal condición: En vez de la mediación con aquel que ha sido agresor se busca inmediatamente el castigo (ni siquiera una sanción); frases como "Supongo que ese niño no seguirá en el colegio después de esto", o "Espere a que lo vea solo para que le diga un par de cosas", son pan de cada día ¿no es mayor el abuso de un adulto hacia un niño? Claramente sí, pero parece que en este tipo de "circunstancias" se pierde toda objetividad y de buen trato.
El espacio de la escuela es un lugar común democrático y de construcción del conocimiento, el objetivo tal como lo dicen las palabras colegio, escuela y liceo deberían ser de colegir, es decir pensar, leer juntos, hacer de este espacio algo de las personas; el cultivo del espíritu (scholé), y la protección de los jóvenes para que sean iluminados por el conocimiento (Likeos), al esfuerzo de buscar soluciones. Hoy, paradojalmente, vamos diluyendo la esencia de la educación y de la enseñanza, y lo estamos reemplazando simplemente con instrucciones y moldes que poco o nada dejan de espacio al humanismo en la educación de la humanidad. ¿Acaso simplemente con cumplir con todo aquello que exigen las especificaciones y normas de funcionamiento hace que una comunidad educativa encante a los apoderados para que su hijo se desarrolle como persona? ¿En el fondo esa es la base de la seguridad y de la confianza?
Estos abusos. que viven aquellos que entienden incorrectamente lo que es la labor formadora de un colegio, y en que se incurren constantemente de manera violenta, me hacen pensar que el problema de la convivencia tiene su solución en aquel lugar que ha perdido su esencia, y que esta esencia es posible recuperar, siempre y cuando volvamos a reencantarnos con aquello que ha motivado a varios docentes, desde su infancia a ser profesores: el sueño de enseñar tal como lo vimos de aquellos que hemos considerado verdaderos maestros. De parte de los apoderados y padres, que ellos se dediquen a inculcar y mostrar valores de honestidad, respeto hacia la labor docente, es una lástima que hoy la labor educativa se vea como un simple "servicio" del cual puedo criticar lo que hace o deja de hacer el maestro, pasando a ser un "empleado más"; esto se da especialmente en la educación particular subvencionada en Chile, en que el profesor podría ser visto como "mantenido" por lo que aportan los apoderados y padres, siendo que es el estado quien fija nuestro sueldo dependiendo de las horas de contrato. Si fuera posible cambiar esta perspectiva, los alumnos también entenderían que la educación es más que un juego de palabras y de propuestas simples, que va en busca de la consecución más bella que existe en la sociedad: formar personas humanas.
Ahora hace falta que aquellos que son los legisladores ayuden a emprender una labor que conduzca a una verdadera educación humanizadora, dejando de elucubrar cálculos de votos y que vayan a la esencia del problema. Todos hemos estado cometiendo abusos por sentirnos abusados en este círculo que nos ha individualizado y nos ha hecho competir, siendo que la enseñanza es un proceso de construcción creativo y colaborativo.
Ahora hace falta que aquellos que son los legisladores ayuden a emprender una labor que conduzca a una verdadera educación humanizadora, dejando de elucubrar cálculos de votos y que vayan a la esencia del problema. Todos hemos estado cometiendo abusos por sentirnos abusados en este círculo que nos ha individualizado y nos ha hecho competir, siendo que la enseñanza es un proceso de construcción creativo y colaborativo.
grande ingeniero de la vida...cuanto sabe
ResponderBorrarCreo que buena parte del problema radica en que hemos perdido el concepto de "humano", y si no tenemos eso, es imposible hablar de una educación humanizadora.
ResponderBorrarHay varias filosofías y visiones en competencia para llenar ese espacio, y eso nos ha dejado paralizados, pensando "¿Cómo puedo decir cuál es mejor?" , para luego conformarnos con la más básica, el concepto biológico, y ahí nos quedamos, tratando a los niños como si fueran animalitos, a los que apenas hay que domesticar para que de adultos no se devoren unos a otros.
La clave está en volver a humanizar la cultura.