El refrán es fácil de terminar: ...cuchillo de palo.
Se entiende que de una persona que teniendo tal o cual oficio no es capaz de ejercerlo al interior de su familia o espacio de intimidad. Es la sensación que me ha provocado el hecho de que cada vez más son las invitaciones que me llegan de mis alumnos a que los acepte como "amigos" en las redes sociales (especialmente en la red de Mark Zuckerberg), y me doy cuenta que ya otros colegas los han aceptado y son "amigos" sin mayor problema, ¿acaso no leemos la letra chica de los contratos de las redes sociales y las advertencias que nos dicen acerca de tener entre nuestros contactos menores de 13 años? Recuerde que esto no es un simple juego: los niños no tienden a establecer límites, los límites los establece el adulto.
Parece que es bien sencillo pensar que si un tío del colegio puede ser cercano y amable con los niños, estos niños pueden también presentarse en "otras redes" de vida con toda confianza, y es allí donde creo que no está lo correcto de nuestra práctica docente. Por eso quiero plantear algunos puntos del uso responsable de las redes sociales con los niños y alumnos, ya que muchas líneas pueden ser traspasadas sin conocimiento y sin consentimiento de ambas partes.
1. Desde el punto de vista de relaciones de autoridad con el alumno
Muchos alumnos sienten que los docentes tienen una relación de cercanía y compromiso con los aprendizajes, pero estas líneas tienen que establecerse de manera firme y reiteradas, ya que los alumnos no tienen normas a seguir de forma estable y constante. Si bien el aprendizaje puede ser horizontal y en un contexto de colaboración, el docente tiene que ser el líder (quien guíe, acompañe y señale) su clase. No es el primero entre sus pares, sino que es la cabeza que guía al grupo a la consecución de sus objetivos.
Aunque suene difícil de entender hoy algo similar ocurre con la relación de los padres y los hijos: ha sido muy desdibujada (los niños se han vuelto unos pequeños tiranos, consumidores y objeto de campañas de empresas), y eso también se traslada al ámbito de la docencia, lo que acarrea una cierta sensación de "poder y privilegios" al aceptar o rechazar ciertas cosas. A algunos niños les pasa que inconscientemente ya no se siente alumno frente al profesor, sino que "amigo" de éste, que es la categoría que emplean las redes sociales. Un amigo te puede increpar, decir qué está correcto o no, ya lo he visto en algunos casos de parientes que han incurrido en comentarios que van desde que escriban directamente los niños, de parte de ellos, que no están de acuerdo con la forma, el trato o llegando incluso a criticar la manera en que se evalúa. Gratuitamente se han llevado una conversación del ámbito pedagógico al espacio de las personas
Una de las soluciones que he encontrado es hablar con aquellos niños y explicarles que no pueden ser amigos míos, que la amistad es un regalo, pero también es un trabajo; mostrarles que ellos están aprendiendo a cultivar amigos, y que los primeros amigos que tienen que encontrar son con aquellos que juegan y aprenden, lo mismo que debería ocurrir con sus papás, ellos son sus padres y no sus amigos, e independiente de lo que ustedes puedan pensar, también merecen respeto y cariño de padres, por tanto no es el mismo que le tengo a mis amigos.
2. ¿Qué pasa con la honestidad de los padres?
Hay un reportaje del año 2011 publicado en CNN que nos dice que hay aproximadamente 7,5 millones de niños menores de 13 años que están en Facebook, y que son los mismos padres quienes ayudan a sus hijos a crearse cuentas falseando la edad (cerca de un 78% cree que es bueno que tengan una cuenta), poniendo una fecha de nacimiento que les permita crear su cuenta.
En el fondo el crearse este tipo de cuentas, que son restrictivas por el tipo de información que puedan otorgar los niños a terceras personas puede acarrear que los mismos menores de edad sean víctimas de abusos, extorsiones o caer incluso en manos de pedófilos; ¿cuántos padres tienen claridad de poner barreras de privacidad en sus propias cuentas para aplicarlas a las creadas por sus hijos?
Lo que principalmente hoy muestran los niños como prueba de acoso y de amenaza han sido las publicaciones que han escrito los acosadores en los muros de los niños amenazados ¿me entiende por qué hablo de poner barreras de privacidad?
Si los padres dan autorización para falsear datos y crearse cuentas también deberían hacerse responsables de saber que, junto con ser una muy buena herramienta de comunicación y aprendizajes, lleva consigo muchas responsabilidades y actos sociales que pueden ser incómodos en algunos casos.
3. ¿Qué pasa con la responsabilidad docente?
Si hay algo que ha de tenerse en cuenta es la responsabilidad del docente frente a los casos que pueden ocurrir a cualquier menor de edad; recordemos el porqué de este artículo: los niños no tienden a establecer límites, los límites los establece el adulto.
Si hubiese algún tipo de problema de índole personal más que buscar responsables entre los niños se indaga con qué adultos está frecuentando. No es temor, es precaución. Es lo mismo que ocurre con los casos de femicidio: todos hablan cuando ya el delito ha sido consumado, diciendo frase como: "yo sabía que pasaban cosas", "los oía gritar y pegarse"... ¿nadie hizo nada? Si usted está en contacto con sus alumnos, a veces ha sido testigo de amenazas o comentarios de terceras personas; sería irresponsable que, si ha asumido estar en contacto hacerse el ciego a lo que está escrito. Si ha sido testigo de esto hay algo que debe hacer: denuncie, no se haga cómplice por omisión.
Pero también como docentes debemos orientar para saber dirigir el trabajo de comunicación con los niños menores de 13 años, y en especial con los padres que desconocen que están siendo irresponsables al abrir la puerta a sus niños sin entregarle las herramientas de filtro necesarias para aprender que el mundo virtual puede ser mucho más violento que lo que viven en los patios y en las salas de clases.
Imagen: Happy Laptop by CappiT on Flickr.com
Pero también como docentes debemos orientar para saber dirigir el trabajo de comunicación con los niños menores de 13 años, y en especial con los padres que desconocen que están siendo irresponsables al abrir la puerta a sus niños sin entregarle las herramientas de filtro necesarias para aprender que el mundo virtual puede ser mucho más violento que lo que viven en los patios y en las salas de clases.
Imagen: Happy Laptop by CappiT on Flickr.com
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