Un joven que sabe como aprende y que planifica sus jornadas de estudio es obvio que tiene mejores notas que uno que no se planifica y que hace de sus estudios un juego de azar.
Con esta frase parte un artículo que aparece en la versión digital de "El Mercurio" (lo podrán ver quienes están suscritos al periódico). La esencia de los buenos resultados académicos está en la llamada autorregulación de los alumnos.
La base de este tipo de aprendizaje está en el equilibrio que deben tener los padres para desarrollar en sus hijos un estilo democrático (que no caiga en los extremos de excesivo autoritarismo o un laxismo en que los hijos hacen lo que quieren, o simplemente una gran negligencia en que los padres no cumplen con su rol).
El aprendizaje autorregulado favorece tanto a los papás como a los niños porque el hecho de que los niños puedan ser más responsables y saben lo que tienen a mano (recursos, herramientas, libros, textos, lo que sea). Lo que también va de la mano con ser más competentes.
En el día a día el ser una persona autorregulada nos favorece de no tener que estar realizando las cosas a último minuto. Es tener claridad de que una buena planificación para los niños, adolescentes y nosotros los adultos en un bien necesario, que nos hace no perder el tiempo y que nos concentremos en lo que es necesario para lograr nuestras metas.
¿Ya tienes claridad en lo que hay que hacer hoy?
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