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De vuelta y con miedo a aprender

Reflexionando sobre lo que pasó durante el año de Pandemia, me di cuenta que se manifestaron varias situaciones que creía improbables de manifestarse, pero sí se dieron, y a las que es necesario tomar atención. En una primera imagen, alumnos que fueron muy destacados durante el año anterior en su rendimiento académico y compromiso con los trabajos desarrollados y que ahora, dada la situación de pandemia, no pudieron trabajar como ellos esperaban, teniendo una baja en su promedio general, además cada vez que los atendía se daba la aseveración: "si no estoy aprendiendo nada"; y, una segunda imagen, de alumnos que mantuvieron y mejoraron su rendimiento y trabajo, a pesar de las circunstancias vividas, fueron capaces de salir adelante en su vida estudiantil. 
  • En primer lugar dado el cambio de la situación de aprendizaje (del colegio a la casa durante un período prolongado de cuarentena), varios estudiantes que conozco durante años, manifestaron un cambio preocupante, que incluso ellos mismos reconocían que no fueron capaces de superar solos. ¿De qué se trató esto? Pues bien, no tenían la capacidad para aprender: "Profe, es que no aprendo", "Profe, es que me cuesta mucho", "Profe, es que no sé cómo hacerlo"; frases así me encontraba en las entrevistas constantes que tuve con ellos durante mis tutorías con alumnos que durante años anteriores tuvieron un muy buen desempeño en el ámbito académico, pero que durante el período de cuarentenas y cierres de colegio, no tenían motivación para desarrollar las actividades solicitadas por los profesores. El problema no era simplemente la conectividad (siendo que este tema es delicado en Sudamérica), el espacio para estudiar o, el horario, el tema va un poco más allá, se trata de la mentalidad que ellos manifestaban a la hora de aprender. Pero también se dio el caso contrario, donde estudiantes con promedios de notas regulares a bajas durante períodos anteriores, sí pudieron desarrollar sus aprendizajes, logrando buenas evaluaciones y terminando los procesos educativos exigidos durante el año de manera satisfactoria.
  • En segundo lugar, y como se pueden imaginar, este hecho puede causar varias preguntas, ¿cómo es que este hecho puede pasar más recurrente de lo que se puede pensar? viene dado por las creencias que cada persona tiene sobre sus habilidades y sus esfuerzos. Cuando nos enfrentamos a dificultades que son ajenas al ambiente donde habitualmente desarrollan sus aprendizajes puede resultar un obstáculo para sus habilidades, por miedo a fracasar en un ambiente que les resulta "ajeno". En cambio, cuando un joven que ha sido educado a partir del esfuerzo, manifestará en las dificultades, nuevas estrategias para poder aprender, porque está habituado al desafío constante de aprender a pesar de las dificultades.

Etiquetar a las personas no es la forma de ayudar

En un sistema como el chileno, nos esforzamos por destacar a aquellos que tienen ciertas habilidades, nuestro vocabulario toma la forma del mérito por ser bueno en, o bueno para, siendo esta un arma de doble filo, pues nos lleva a causar en nuestros estudiantes el miedo a no ser desafiados en otra instancia, por el temor de no ser considerado como "inteligente" o destacado. Nuestro vocabulario nos traiciona, pues nos vamos inmediatamente por las cualidades y no por el esfuerzo y trabajo que tuvo que hacer para alcanzar dicho aprendizaje.

Este es el momento ideal para pensar ¿cómo estoy hablándoles a mis alumnos? Pues nuestras palabras marcan una mentalidad fija o mentalidad de crecimiento, recordemos que en base a las creencias que nuestros estudiantes se van haciendo de ellos mismos, es la manera de cómo se van a enfrentar no tan sólo en su vida en la escuela, sino que también en la educación superior y en el trabajo, y así también en la manera de cómo se pueden relacionar frente a otras personas.

Significado de éxito y significado de fracaso

En un mundo industrializado, en que la educación misma ha caído en los paradigmas de eficiencia y eficacia, se nos olvida que lo importante no es cuánto se ha aprendido, sino cómo has llegado a aprender. Solemos destacar al que tiene habilidades antes que al que se esfuerza por alcanzar los mismos aprendizajes con una dificultad mayor. Lo mismo ocurre con la mentalidad de la persona exitosa, pensamos que tener éxito es sinónimo de tener buenas capacidades y aptitudes, cayendo en el individualismo y el consecuente miedo al fracaso, pues entiende que el fracaso es sinónimo de no tener las suficientes capacidades para alcanzar las metas; en cambio, cuando el fracaso se ve como una oportunidad de aprendizajes, es más la ganancia que la pérdida.

El peligro no radica en la mente del joven que está aprendiendo, sino que en el discurso que, como docentes, le damos a nuestro alumnos. Nuestros discursos, aunque pensemos que no afectan a nuestros jóvenes, ellos sí tienen un enorme poder para transformar la vida de cada uno.

En vez de decir: "Qué buen trabajo hiciste, eres muy inteligente", podemos decir "Qué gran trabajo, tu esfuerzo valió la pena". Eso vale para profesores, padres y cualquier adulto que pretenda que su hijo o hija pueda tener una mentalidad de desarrollo y de crecimiento.

Comentarios

  1. Qué expectativas tenemos ante el aprendizaje de los estudiantes? Es muy interesante la propuesta a poder reflexionar sobre la forma en que hablamos a los niños y jóvenes, después de todo, las palabras construyen realidades y son esas realidades las que necesitamos conocer para poder acompañarlos en el proceso.
    Pensaba que, también el profesor, después de lo complejo que fue el año 2020 podría sentir miedo a enseñar en este nuevo escenario que trae el 2021; por lo mismo agradezco a usted y a tantos docentes que día a día buscan que la educación sea integral pero en la práctica, ahí "donde las papas queman" como se dice en mi campo querido.
    En marzo debemos darnos el tiempo de preguntar a los estudiantes cómo están y escucharlos con el corazón, sin pretender dar respuestas inmediatas, pero con la certeza que ante ese miedo a aprender (y a enseñar), existe la valentía de volver a empezar cada vez que se necesite.

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